La sobreexplotación de recursos desencadena grandes litigios ambientales.
La necesidad de proveerse de nuevas fuentes de energía, minerales y alimentos está acelerando la sobreexplotación de los recursos y ocasionando una multiplicación de los litigios ambientales (destrucción de ecosistemas naturales, daños en la salud), sobre todo en África o América del Sur. Ante esta reiteración, algunos expertos proponen crear una corte internacional para juzgar los delitos ecológicos.
«Los conflictos por los recursos naturales son muy antiguos, pero ahora nos encontramos con que el petróleo es más caro y menos abundante, con lo que están siendo más intensos», sentencia Nnimmo Bassey, presidente de la organización Amigos de la Tierra Internacional. Esta es, en su opinión, una las consecuencias de la actual «adicción al petróleo», al que el planeta no renuncia.
La organización Acción por los Derechos Ambientales de Nigeria, que dirige Bassey, ha presentado una denuncia en un juzgado de La Haya contra la contaminación de las tierras y el agua provocada por las explotaciones de Shell en el delta del Níger (en las comunidades Goi, Oruma y Ikot Ada Udoh). Mientras tanto, en Ecuador, Acción Ecológica se ha felicitado de la reciente sentencia de un juez de Ecuador que ha impuesto una multa de 19.000 millones de dólares por la contaminación provocada por los residuos de las viejas balsas en la selva ecuatoriana.
Minerías de cobre en Argentina
La minería a cielo abierto en Argentina o Perú está ocasionado graves daños ecológicos. La justicia argentina ha abierto una causa penal contra los directivos de la mina Alumbrera, un yacimiento de cobre y oro en la provincia de Catamarca (al noroeste de Argentina), por la contaminación que origina. Antonio Gustavo Gómez -fiscal general de Tucumán- destaca que «se han producido vertidos sin tratar en la gran laguna de las Termas de Río Hondo, y el mes pasado aparecieron cuatro toneladas dé peces muertos contaminados», destaca. La empresa explotadora (la suiza Xs-trata) gana de promedio 900 millones de dólares al año, agrega.
«No puede ser que haya unos estándares ambientales en Suiza para las empresas de este país, y que en América haya derecho para contaminar. Me parece inmoral que la UE mantenga ese doble rasero. La UE debería exigir un sólo estándar a sus empresas, al margen de donde actúen. Eso ya se aplica en los delitos de paidofilia: si se comete un delito en China, puede ser juzgado en Francia», dice el fiscal dispuesto a acabar con el bucle que componen la secuencia que integran «dinero, contaminación, corrupción, impunidad y más contaminación».
Cultivos para etanol en Kenia
En varias zonas de África, están surgiendo conflictos por el acaparamiento de tierras para ser transformadas en cultivos de biocombustibles, dice Bassey. La organización Nature Kenya está presentando una dura batalla contra el plan para convertir el delta del rio Tana, en Kenia, en campos de caña de azúcar, para fabricar etanol en Europa, entre otros usos.
El proyecto comportaría la transformación del 80% de los 1.300 km2 de este delta, un paraíso de hipopótamos, cocodrilos, leones y elefantes en medio de bosques, humedales y manglares, donde viven unas 80.000 personas.
«El impacto seria enorme para los pescadores del grupo étnico Luo -de donde es originario Barak Obama-, los pequeños agricultores Pokomo y los ganaderos Orna, pues apenas dará empleo», dice Serah Muguti, portavoz de Nature Kenya, que ha prestado apoyo a estas poblaciones. Esta organización ha presentado denuncia al juez, pero ha sido desestimada por cuestiones formales, se lamenta Muguti.
Su plan ahora es hacer una valoración económica para comprobar cómo la conservación de la Naturaleza ofrece más recursos, y de más valor, que si se convierte en una gran plantación, dice.
Herbicidas en campos de soja. La agricultura industrial está ocasionando estragos, sentencia Antonio Gustavo Gómez, el fiscal general de Tucumán, quien cita las consecuencias nefastas que está teniendo el uso del glisofato. «Los niños marcan los campos con banderas para señalar su ubicación, pero el resultado es que al abrirse las compuertas se les rocía también a ellos con herbicida», dice el fiscal. «Tenemos fotos tremendas de niños deformados, con graves problemas de salud. El trabajo que hacen estos niños está muy bien pagado», agrega.
El Gobierno argentino fomenta la soja transgénica por los grandes ingresos que obtiene en impuestos. «El avance .de la soja ha destruido masas de bosques naturales, ha desalojado 30.000 indígenas en el norte y expulsa a gente envenenando el extrarradio de las ciudades», resume el fiscal.